miércoles, 25 de septiembre de 2013
Cerianthus membranaceus
A pesar de su nombre común, no se trata de una anémona, pues se diferencia de ellas en que no posee un disco pedal para amarrarse.
El cuerpo de este cnidario está formado por una especie de bolsa, que se presenta introducida en un tubo formado por mucosas excretadas y que el animal va construyendo, con una cavidad central que hace las veces de boca y órgano excretor. El tubo cuenta con un tipo de nematocistos llamados cnidocitos que le protegen de ataques.
En la parte superior del animal, que es la visible, cuenta con dos coronas de tentáculos no retraibles, entre 150 y 200, rodeando la cavidad central que hace de boca y orificio excretor. La corona exterior presenta tentáculos mucho más largos que la interior, y a veces, de color diferente. Los tentáculos permanecen extendidos salvo que se le moleste o las condiciones del agua o iluminación no sean correctas; y cuentan con nematocistos urticantes para cazar y defenderse. Los tentáculos interiores los utiliza para manipular sus presas hacia la boca.
No tiene aparato circulatorio ni nervioso, las propias células se encargan individualmente de tomar el oxígeno que precisas para su supervivencia.3 Tampoco tiene zooxantelas.
Tanto el diámetro del disco oral como la longitud total del animal adulto alcanzan los 40 cm. Aunque se han registrado ejemplares de 1 m de longitud4
Los colores pueden ser blancos, amarillos, marrones, verdes, azules, violáceos, naranja o rosas. Y en ocasiones son fluorescentes.
Se desconoce su longevidad, pero en el acuario de Nápoles hay ejemplares de alrededor de cien años.
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