Largamente asumidos como solitarios, al menos una especie de pulpo lleva una compleja vida amorosa. El mes pasado, los biólogos Christine Huffard, Roy Caldwell y Farnis Boneka reportaron los resultados de los primeros estudios a largo plazo sobre el comportamiento de apareamiento de pulpos en la naturaleza. Lo que han encontrado acerca de la vida social del pulpo de Indonesia, Abdopus aculeatus, parece parte de un programa de televisión de la tarde: celos, peleas, traición, espiar a escondidas por la espalda — eso si los pulpos tuvieran espalda — y, el favorito de las novelas, la pregunta siempre abierta de la cuestión de paternidad. Los científicos descubrieron que los machos de esta especie son quisquillosos, ofrecen su atención conyugal preferentemente a hembras grandes y custodian a una única hembra por hasta 10 días (o más), se aparean con ella frecuentemente y pelean contra los pretendientes que se acerquen — ¡a veces mientras están todavía apareándose! (tener ocho brazos es un gran beneficio para los que son multi-tareas). Pero aun un ojo vigilante y ocho fuertes brazos no pueden garantizar que una guardia agresiva no sea engañada — especialmente dada las tácticas furtivas empleadas por machos más pequeños … |
¿Donde esta la evolución?
Los machos pequeños a veces usan una estrategia astuta para conseguir a la chica: simulan ser una hembra. Mientras un macho grande vigila a una hembra en su guarida mostrando sus rayas oscuras indicadoras de su masculinidad, un macho pequeño puede tratar de tener un encuentro privado y furtivo mediante un nado cerca del fondo, ocultando sus rayas masculinas y camuflándose, como las hembras hacen. Aparentemente sin reconocer al intruso como un rival, el pulpo guardián lo deja aproximarse sin atacar. El macho furtivo se esconde detrás de una roca, extiende su brazo de apareamiento hacia la hembra y, si tiene suerte, cumple su misión. A veces, sin embargo, la táctica "no te preocupes por mi, soy solo una hembra pasando por aquí" puede funcionar demasiado bien: los investigadores vieron como un macho vigilante ve a un macho furtivo pasando por su territorio y trata de aparearse con "ella."
Los machos pequeños a veces usan una estrategia astuta para conseguir a la chica: simulan ser una hembra. Mientras un macho grande vigila a una hembra en su guarida mostrando sus rayas oscuras indicadoras de su masculinidad, un macho pequeño puede tratar de tener un encuentro privado y furtivo mediante un nado cerca del fondo, ocultando sus rayas masculinas y camuflándose, como las hembras hacen. Aparentemente sin reconocer al intruso como un rival, el pulpo guardián lo deja aproximarse sin atacar. El macho furtivo se esconde detrás de una roca, extiende su brazo de apareamiento hacia la hembra y, si tiene suerte, cumple su misión. A veces, sin embargo, la táctica "no te preocupes por mi, soy solo una hembra pasando por aquí" puede funcionar demasiado bien: los investigadores vieron como un macho vigilante ve a un macho furtivo pasando por su territorio y trata de aparearse con "ella."
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