domingo, 15 de marzo de 2015
Huevo de pintaroja
La pintarroja es un pequeño tiburón que también se denomina gato.
Tras la fecundación interna y cruzada, la hembra pone un huevo rectangular, de entre 5 y 7 cm de
longitud y unos 2 de anchura. Como los de todos los elasmobranquios ovíparos, está protegido por
su naturaleza córnea.
Ese extraño huevo tiene unos zarcillos, como hermosas arracadas, con los que se ancla al fondo o
a una gorgonia.
La gran masa del saco vitelino alimenta el embrión, en el que los ojos son uno de los primeros
órganos en desarrollarse, aunque todavía tardarán en ser funcionales: los ojos ven solo si el cerebro
lo manda.
A medida que el saco vitelino mengua, el embrión crece. De momento, solo se reconocen los ojos y
las branquias externas, ya muy conspicuas e irrigadas, que evidencian el carácter primitivo de todos
los peces cartilaginosos.
Entonces empiezan a desarrollarse los pliegues que darán lugar a las aletas.
A medida que el embrión crece y adquiere la forma y las oscuras manchas del adulto, la cola se
flexiona sobre el cuerpo y el huevo va oscureciéndose.
La incubación del huevo dura alrededor de 7 meses.
Hacia el final de ese periodo, cuya duración depende de la temperatura del agua, apenas quedan
sustancias de reserva en el saco vitelino, y el embrión ocupa todo el huevo.
Es el momento de salir. Se ayudará de los dentículos dérmicos, estructuras que recubren la piel de
los condrictios y que les da una textura como de lija
Mide casi 10 cm y las branquias ya se han situado debajo de las hendiduras branquiales.
Y ahí está el mundo.
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